Ryan era la más desconcertada en la escena. Sus ojos estaban fijos en el hombre como si intentara contemplar sus palabras según su entendimiento, pero el desagrado en su rostro daba fe de su fracaso.
—Shufen, recuerdo claramente que cuando estabas en Europa conmigo, siempre despreciabas tener brócoli en tu plato. ¿Por qué te estás obligando a comerlo ahora? Definitivamente no eres tú. ¿Realmente te vas a obligar solo para complacer a Li Xue? —dijo Rayan, con un ligero tono de enfado en su voz.
Al oír ese tono de voz, Li Xue arqueó sus cejas hacia ella, una bonita sonrisa de vacuidad jugueteaba en sus labios que era suficiente para irritar a sus enemigos. Luego, devolviendo la mirada al hombre, apoyó los brazos en la mesa, colocando su rostro sobre sus palmas mientras decía dulcemente.