En este momento, a Ryan no le importaba cuán cariñoso y atento estaba siendo el hombre con Li Xue. Aunque le hacía perder algo en su corazón, aún así no era nada comparado con dejarlo. Estaba lista para soportar el dolor punzante en su corazón, pero no sería capaz de dejarlo.
Y con el tono que había utilizado Feng Shufen, temía que para complacer a esa zorra, él la empujaría hacia un lado sin pensarlo dos veces. Así que cuando vio una oportunidad, se entrometió deliberadamente con una oferta de ayuda y después aceleró sus movimientos para servirle un nuevo plato a él.
Pero antes de que pudiera siquiera meter una cucharada de arroz en el plato, la fría y estricta voz del hombre la detuvo. —¡Déjalo!