Al ver a la chica volverse toda arrogante con ella, Li Xue pensó en enseñarles una buena lección. Anteriormente, cuando Mia le dijo que la gente de aquí podría mirarla por encima del hombro, ella ya se había preparado para ello. Pero sus preparativos nunca significaron no tomar represalias. Simplemente significaban que ella estaba completamente lista para enfrentar las cosas que se avecinaban a su manera y en su propio estilo.
Sus labios se curvaron en un arco al ver la confianza de los gemelos, He Lian y He Ling. Su actitud no la molestaba, sino que la animaba a hacerles saber que la confianza de uno debe estar segura en su propia existencia.
—¿De verdad? ¿Realmente no puedo disciplinaros a los dos? —dijo Li Xue fingiendo una pequeña inseguridad, haciendo que los gemelos se regodearan al conseguir la ventaja. Pero antes de que pudieran disfrutar de su celebración en el corazón, la mujer habló de nuevo.