Feng Shufen se quedó desconcertado por sus palabras. Por primera vez en su vida, sintió que no había escuchado algo con claridad y tenía tantas ganas de escucharlo de nuevo. ¿Realmente le había llamado por su nombre, y además solo por su segundo nombre?
Quería confirmar sus oídos haciéndola repetir sus palabras nuevamente, pero también temía que su delicada burbuja que ella había creado momentos antes estallaría si sus próximas palabras no llegaban igual.
Feng Shufen seguía reflexionando sobre sus pensamientos cuando de nuevo escuchó a la mujer murmurando por lo bajo, —Shufen, ¿eres tú de verdad? Sus oídos no podían obtener más confirmación. Sin ninguna duda, estaba eufórico. Sus ojos brillaban igual que un profundo cielo oscuro experimentando una hermosa lluvia de meteoros.