—No hay necesidad, lleva el coche directamente a Feng Internacional. La Sra. Li Xue vendrá conmigo allí —dijo Feng Shufen. Sus palabras salían firmes y serias, similares a algún decreto real de la majestuosa corte.
Sus expresiones, todavía frías como el hielo y sus ojos resueltos. Devolviendo la mirada al frente, simplemente sacó su teléfono y empezó a buscar en sus contactos. Viéndolo así, Li Xue sentía ganas de gritar por dentro. 'Señor Belcebú, ¿podría por favor creerme? Dije que estoy bien, ¿entonces qué intenta hacer llevándome al hospital antes y luego decidiendo ir a Feng Internacional?'
Pero de ninguna manera podía sacar hacia fuera su yo interior o de lo contrario, ¡ella misma no podría garantizar qué consecuencias acarrearía!