—¡E–espera!
El rostro de Roberto se volvió blanco como el papel en cuanto Song Yu Han pronunció esas palabras.
Ya esperaba que Song Yu Han no le mostraría misericordia al capturarlo. Sin embargo, no esperaba que el hombre utilizara a su propia familia como ficha de negociación para hacerlo hablar.
Después de todo, en el Inframundo, ya se habían esparcido rumores de que, aunque Song Yu Han era un hombre al que temer, no recurriría a métodos rastreros y crueles, como usar a los seres queridos de su enemigo para tratar con ellos.
¡Pero resulta que esos rumores eran falsos!
¿Por qué si no este diablo de hombre usaría a su familia en su contra?!
No, él ya no es humano. ¡Es el verdadero Diablo!
—Por favor, no a mi familia. Ellos no tienen nada que ver con esto.
—¿Y alguna vez le preguntaste a Don Alejandro y a los otros que murieron ese día si te habían hecho algo? —Song Yu Han se burló—. ¿Qué hay de la mujer que perseguías? ¿Ella te hizo algo?
