País Ren.
En la habitación lujosamente amueblada, el porte de Song Yu Han exhala autoridad y confianza, una fuerza que obliga al respeto de los hombres dentro de la sala. Con una pierna cruzada sobre la otra, los oscuros ojos de Song Yu Han —desprovistos de cualquier fluctuación y del calor que solo mostraba a su esposa e hijo—, barrió con la mirada a los hombres.
Song Yu Han, quien acababa de llegar al País Ren, escuchó a su subordinado dar sus hallazgos.
—Buscamos a la mujer como ordenaste. Pero...
Song Yu Han alzó la mirada para ver al hombre. —¿Pero?
—Aunque hemos registrado todo el país en su búsqueda, no hay ni rastro de ella entrando o saliendo del país. Era como si... como si simplemente hubiera desaparecido —el hombre recordó lo perdidos que estaban cuando finalmente llegaron al final de su búsqueda.
Debido a que su jefe daba extrema importancia a este asunto, ellos también se esforzaron al máximo y utilizaron todos los medios para encontrar a la mujer llamada Alina.