La mano de Song Yu Han estaba colocada en la nuca de ella, la piel fría y áspera de sus palmas, de algún modo, le proporcionaba una contradicción de gentileza y calidez. Las sombras que rondaban a Ran Xueyi se replegaban hacia un lugar al que la luz nunca podría alcanzar de nuevo.
Ran Xueyi sabía que lo que estaba haciendo en ese momento podría lanzar todo al caos. En el momento en que sus fanáticos y las personas cercanas notaran el pequeño movimiento de Song Yu Han, no habría escapatoria. Ran Xueyi debería advertirle, ya que no tenían planes de revelarse mutuamente al público esa noche. Pero su boca estaba cerrada con fuerza y una ligera anticipación de ser descubierta crecía tremendamente dentro de ella.
No se intercambiaron palabras entre ellos, solo un leve roce de piel. Sin embargo, parecía que mil palabras reconfortantes y no dichas se deslizaban a través de sus manos.