Pero no importa qué, se quedará a su lado en este momento. Después de todo, no conocía tanto a ese hombre y tampoco estaba cerca de Lotus.
—¿Maullido? —preguntó—. ¿Estás bien?
Kate miró a Kyle y levantó su pata para frotarle la mano. Su movimiento repentino hizo que el cuerpo de Kyle se detuviera de golpe. Se tensó y luego miró a la pequeña gata peluda en su brazo que le devolvía la mirada.
Sus ojos azules parecían estar llenos de preocupación que él nunca mereció.
Kyle abrió la boca por un momento y luego suspiró profundamente. —¿Te preocupas por mí, Gatita?
—¿Maullido? —respondió—. ¿No es obvio?
—Jajaja, gracias pequeña —Kyle acarició la cabeza de Kate con ternura—. Podía sentir que la gatita estaba siendo cuidadosa a su alrededor como si intentara asegurarse de que no se sentiría ofendido.
Sintió calidez.
Y en este momento, ciertamente no esperaba que esta gatita fuera lo suficientemente sensible como para saber acerca de su trastorno emocional.