—¡Cállate, vieja puta! ¡Esto no es asunto tuyo! —rugió Long Hui a Wei Lan.
—¡Tú! —Wei Lan estaba insultada. Parecía que estaba a punto de golpearlo con su rizador de pelo.
Jiang Ying Yue no pudo soportarlo más. Estalló en lágrimas.
Clover finalmente pudo abrirse paso a través de la multitud en la sala de estar. Tomó al Pequeño Jun de Jiang Ying Yue y luego le dijo en voz baja, —Mi hermano acaba de enviarme un mensaje. El jefe y el señor jefe ya están en camino para acá.
Antes de irse, Clover lanzó una mirada furiosa a Long Hui y lo maldijo en filipino. Por supuesto, nadie entendió lo que dijo, pero sabían que eran palabras de maldición basándose en su expresión de enojo. Después de eso, Clover llevó al Pequeño Jun al ático. Yi Mei, la cocinera y algunos otros miembros del personal doméstico la siguieron, mientras que el resto se quedó con Jiang Ying Yue y Wei Lan.
