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Dado que Lu Zihao no respondía a sus preguntas sobre lo que había estado haciendo mientras estuvo ausente, Iris decidió cambiar a otro tema en su lugar. No quería molestar a su gran hermano, especialmente porque no se habían visto durante tanto tiempo. Echó un vistazo a su gente que seguía a cierta distancia detrás de ellos.
Eran hombres y mujeres que también tenían un aire peligroso como Lu Zihao. Pero por supuesto, no podían compararse con el aura de su jefe. A la gente común y corriente les podrían parecer intimidantes, pero aún se consideraban dóciles en comparación con los subordinados de los Vetrovs de las vidas pasadas de los hermanos. Los subordinados de la organización familiar eran máquinas humanas frías y letales. Sin embargo, los actuales subordinados de Lu Zihao todavía conservaban su humanidad a pesar de su aura peligrosa.
—Trajiste mucha gente contigo, Gran Hermano —comentó Iris, mientras continuaban caminando por los pasillos.
