—¿¡Quién diablos eres?! —rugió.
A pesar de su irritación por ser molestada tan tarde en la noche, igual revisó su teléfono. Era su padre. Su irritación desapareció de inmediato.
—¿Hola, papá? —murmuró con la voz arrastrada.
Unos segundos de silencio.
—¿Estás borracha? —preguntó su padre, Romeo Young. La desaprobación era clara en su voz.
—Solo bebí un poco, papá. No te preocupes. Y estaba con Jenny. Ambas somos adultas ya.
Romeo Young solo resopló y no comentó más sobre su estado de ebriedad. Se fue directo al motivo de su llamada.
—El hacker con el que hablé dijo que su grupo no pudo rastrear la identidad de KittyBaby. La persona detrás de esa cuenta es muy cuidadosa —dijo.
—Ese hacker es un inútil, papá. Ni siquiera puede hacer algo tan simple.
Estaba ansiosa por saber quién era la persona detrás de KittyBaby, pero resultó que el hacker contactado por su padre no servía para nada.
—¡Cierra la boca! —la voz enojada de Romeo Young le gritó a través del teléfono.