Después de usar el baño a la velocidad más rápida posible, Jin Liwei regresó a la habitación. Ya estaba preparado y listo para la acción. Con solo una toalla alrededor de su cintura musculosa para cubrir a su hermanito ya medio erecto, caminó hacia su niña pequeña, que todavía estaba leyendo los documentos en la chaise longue.
Sin embargo, su deseo todavía tenía que esperar. Iris colocó los documentos dentro de un cajón de forma segura y se dirigió al baño para su turno. Él le jaló del brazo.
—Amor, está bien si no te duchas —dijo él.
Ella frunció el ceño.
—Sudé mucho durante nuestra sesión de karaoke anterior. Quiero ducharme.
Suspirando, la dejó ir.
—Está bien. Te esperaré aquí —dijo.
Ella asintió. Sus ojos se detuvieron en su pecho musculoso y descubierto.