—Bien. Parece que no eres estúpido —dijo Iris.
Hou Liang maldijo otra vez. —¿En serio eres Drakon? No me estarás tomando el pelo, ¿verdad?
Ella lo ignoró y continuó concentrándose en lo que estaba haciendo. Era mejor mostrarle que decirle. En este caso, sus habilidades serían suficiente prueba para él.
Todavía no se había recuperado de la sorpresa, pero ver a otro hacker en acción era una gran oportunidad que no debía desperdiciarse. Se sentó en la otra silla ergonómica junto a ella. El asiento era tan increíble que estaba tentado de llevarlo y huir. Tenía la sensación de que estaba totalmente personalizado porque no había visto nada parecido en el mercado.
Después de un tiempo, se quedó absorto observándola. Empezó a hacer preguntas sobre por qué hacía esto o aquello. Ella respondió todas sus preguntas claramente e incluso amplió la información. Estaba aprendiendo mucho de ella en este corto período de tiempo. Ahora creía que Iris era realmente Drakon.