Después de que Xu Tian saliera de la oficina para regresar a su propio escritorio afuera, Jin Liwei se levantó y caminó hacia la pared de cristal con vista al bullicioso distrito de negocios. Sus ojos estaban fijos en los edificios de concreto y los gigantescos y llamativos logos de varias compañías, pero no estaba viendo ninguno de ellos. Su mente estaba en otro lugar.
Su expresión se mantuvo fría como de costumbre, pero sus ojos mostraban la turbulencia interior. Continuó de pie sin moverse hasta que el sonido de un teléfono sonando lo interrumpió.
Rápidamente reorientándose, caminó hacia su escritorio y presionó un botón, contestando la llamada en altavoz.
—Presidente, tiene una llamada del señor Lu Jianhong. —Era Xu Tian y sonaba emocionado.
Una traza de sorpresa pasó por los ojos de Jin Liwei. Luego sus labios se curvaron en una sonrisa cariñosa.
—La atiendo —le dijo a su asistente.
La llamada fue transferida.