Los días siguientes fueron como una avalancha de infortunio para las Alarm Girls. Una atmósfera opresiva las rodeaba, comenzando desde que la policía las arrastró de la compañía de esmaltes para uñas a la estación de policía para ser interrogadas.
Las tres chicas y su mánager se negaron a responder a las preguntas de la policía, lo que resultó en la frustración de los oficiales y una mala impresión de ellas. Wanwan tampoco ayudó a la situación al perder el control y amenazar a los oficiales con demandarlos por maltrato.
Feifei y su mánager intentaron detenerla, pero Wanwan era como una bestia loca que atacaba a todos. Mimi estaba demasiado preocupada con su llanto incesante. Como resultado, la policía no pudo mostrar ninguna amabilidad o simpatía hacia las chicas y las encerró en la cárcel.