Iris suspiró y acarició su rostro, bajando su cabeza para besar suavemente sus labios. —Está bien. Solo no lo hagas de nuevo. ¿Todavía duele?
—Sí.
Ella tocó su entrepierna y lo masajeó suavemente.
Él gimió.
Ella se mordió el labio. Parecía que le dolía bastante, ya que no lo sintió endurecerse ni siquiera cuando ya lo estaba tocando. —Lo siento por haberte golpeado con la rodilla. Pero realmente te lo merecías...
Él gruñó y luego suspiró, quitando su mano de su pobre hermanito. —No quiero que peleemos más, especialmente porque me voy pronto.
Escuchar sus palabras le recordó que no podrían verse durante días. Sintió un apretón en el pecho. Inmediatamente se envolvió los brazos alrededor de su cintura y lo abrazó.
Él también la abrazó. —¿Estamos bien ahora?
—Mmn... sí.
Él soltó un suspiro de alivio. —Bien. Pero espero que recuerdes lo que dije hoy.
—Está bien. Pero por favor no lo hagas de nuevo. Lo odio.