—¡Oh! —Iris estaba un poco desconcertada de que él se hubiera derramado por su cara y cuello. No sabía cómo reaccionar. Pensó en enojarse, pero se sorprendió de que en cierta forma le gustara. Como resultado, simplemente esperó a que él terminara sin decir nada.
Cuando él terminó, estaba jadeando. Se bajó de su pecho y la besó suavemente en la boca. —Lo siento. No pude controlarme.
—Mmm... está bien, supongo —respondió ella—. Creo que leí en algún lugar que en realidad es bueno para la piel. Algo así como un hidratante natural.
Él se rió. —Sí. También he escuchado eso. ¿Quieres que te llene un recipiente para que lo uses en tu piel? Entonces no tendrás que comprar loción o hidratante facial nunca más.
—¡Puaj! ¡Eso es asqueroso! —Ella le dio una palmada en el pecho—. No, gracias.
Ambos se rieron durante unos cuantos momentos más.
Luego él fue al baño a mojar una toalla con agua caliente. Cuando regresó, limpió lo que había soltado de su cuello y cara.