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Chapter 27 - Jin Liwei irrumpe

Condominio Gold Heights.

Después de ducharse, Iris se dirigió a la sala. Encontró a Dom sentado en el suelo, recostado contra la parte baja del sofá, viendo un documental sobre comidas exóticas en la TV.

Él giró la cabeza al oírla acercarse. Ella se sentó en el sofá a su lado.

—Jefa, un tal Jin Liwei llamó mientras usted estaba en la ducha. ¿Lo conoce? Quiere que le responda a sus correos o que le llame. Dijo que ha estado intentando contactarla durante semanas. ¡Hmph! Sonaba muy prepotente. Dejó su número. ¿Lo quieres? —preguntó Dom.

Iris frunció el ceño.

—No. No quiero el número de ese hombre. ¿Por qué sigue molestándome?

—¿Quién es él? —preguntó Dom.

Continuó viendo el documental mientras repetía el nombre del hombre en su cabeza. Después de un rato, abrió los ojos de par en par.

—Espera. No me digas que es ese Jin Liwei ¿El Jin Liwei de la Corporación Jin? —inquirió sorprendida.

—Sí —afirmó Dom.

Dom soltó un grito ahogado.

—¡Oh Dios mío! ¡Jefa! ¿Ese Jin Liwei le está molestando? Guau. Como era de esperarse de mi jefa. Incluso la gente que te molesta está en otro nivel. A lo mejor le gustas. Ehehe —bromeó.

—No seas ridículo. No nos gustamos el uno al otro. No quiero tener nada que ver con ese hombre arrogante.

—Ehehehe.

—Para. Me das miedo —le pidió Iris.

La ama de llaves, Yi Mei, apareció.

—Señorita Joven, el recepcionista de abajo llamó diciendo que un tal Jin Liwei quiere verla —informó.

—¡Ayiiii! ¡Lo sabía! —Dom se tapó la boca, sus ojos brillando de emoción.

El corazón de Iris latió con fuerza.

¿Para qué diablos vino aquí ese hombre tan arrogante?

—¿Señorita Joven? ¿Debo invitarlo a subir o mandarlo a volar? —preguntó Yi Mei.

Iris frunció el ceño.

—¿Entonces debo mandarlo a volar? —preguntó Yi Mei de nuevo.

—¡Sí! Espera, no. No. Invítalo a subir —soltó Iris con un suspiro.

Dom chilló.

—¡Oh Dios mío oh Dios mío oh Dios mío! ¡Jin Liwei viene! ¡Aaaah! —gritó, abanicándose dramáticamente con las manos.

—Descubramos qué quiere. Dom, dile a las sirvientas que preparen unos refrigerios —Iris se preguntó internamente por qué de repente se estaba sintiendo nerviosa.

—¡Ahora mismo, jefa!

Unos minutos después, Yi Mei condujo a Jin Liwei dentro del ático donde lo esperaban Iris y Dom.

Él lucía alto e impoluto en su traje hecho a medida. Su rostro guapo mostraba una expresión fría e irritada. Cuando vio a la maldita chica sentada y sorbiendo té, tan relajada, se sintió aún más irritado. Se apresuró hacia ella.

—¿Por qué no respondes a mis correos electrónicos? —gruñó al alcanzarla.

—Y hola para usted también, señor Jin —dijo ella, colocando la taza de té en la mesa con delicadeza—. Por favor, tome asiento.

—No. Responde primero. ¿Por qué me ignoras?

Los ojos de Iris hicieron un tic, intentando contener su temperamento.

¿Eran cercanos? ¿Por qué este hombre actuaba tan familiarmente con ella?

Le respondió con frialdad:

—Veo que aún es muy grosero, señor Jin.

Dom miró a los dos, sus ojos centelleando.

—Long Xiulan, no pruebes mi paciencia —gruñó él.

—Señor Jin Liwei, no tengo intención de probar su paciencia ni la de nadie más —finalmente estalló—. Ya le dije antes que no quería volver a verlo nunca. Dígame. ¿Por qué vino? ¿Qué quiere de mí?

Su rostro se sonrojó de ira, haciéndola aún más atractiva a sus ojos. La última frase de ella resonó en su mente: "¿Qué quieres de mí? ¿Quieres de mí? ¿Quieres de mí de mí..."

Perdió el control.

La atrajo bruscamente hacia su pecho. Su mano derecha agarró un puñado de cabello detrás de su cabeza, su brazo izquierdo rodeó su diminuta cintura levantándola. Ella jadeó, alarmada. Su boca se estampó contra sus labios.

Se retorció en su abrazo, luchando contra su repentina agresión, golpeando sus hombros e intentando empujar su cabeza. Quería escapar pero él era demasiado fuerte.

Mordió sus labios hasta saborear sangre, sin embargo, él no se detuvo. Enfadado por haber sido mordido, gruñó y la besó aún más profundamente, succionando fuertemente sus labios.

—¡Oh, oh, oh! ¡Oh Dios mío! ¿Qué debería hacer? ¡Están comiendo el tofu de mi jefa! ¿Debo salvarla? ¿Debo golpearlo? Pero él es Jin Liwei. ¡Oh, por Dios! Esto es tan caliente. Quiero grabar un video, tal vez solo fotos... pero probablemente me asesinarán... ¡oh, oh, oh! —Dom murmuró emocionado, paseándose de un lado a otro mientras observaba la escena del beso frente a él.

Yi Mei estaba congelada de shock, una mano aferrada a su pecho. La pobre ama de llaves parecía que se desplomaría en cualquier momento.