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Martín envió el mensaje a su superior. Sin embargo, no sabía por qué, pero después de enviarlo, su pecho se sintió un poco opresivo.
—¿Por qué me pasa esto? —El joven miró el mensaje que acababa de enviar y, sin darse cuenta, lanzó su teléfono a la cama.
—Esto es molesto.
—... Mmm... Raro... —Martín se dejó caer sobre la cama y tocó lentamente su teléfono que acababa de lanzar.
El joven tocó la pantalla del teléfono y jugueteó con él, pero la pesadez en su pecho no desaparecía en absoluto.
—¿Por qué soy así? ¿Me siento culpable... o algo así? —Martín pateaba el aire mientras cerraba los ojos y murmuraba para sí mismo.
—¿Por qué me sentiría culpable, de todos modos? He destruido muchas fuerzas y familias mafiosas antes. Añadir una más no es tan difícil —Martín rodó en la cama apretando fuertemente su teléfono.
Afortunadamente, tenía la habitación para él solo, ya que estaba entre los 50 primeros en el ranking.
