Así fue como los dos terminaron durmiendo juntos, con Zev acurrucado en los brazos del Padrino.
Segundo, a Zev le gustaba sentarse en el regazo del Padrino siempre que podía.
Simplemente porque el Padrino había estado hablando con Ainsley todo este tiempo, no significaba que Zev se fuera a otro sitio... ¡De hecho, ese niño sin vergüenza usaba el regazo del Padrino como su silla!
Tercero, cuando esos dos discutían, el Padrino a menudo empujaba a Zev contra la pared y lo acorralaba como si fuera a comerse al pobre niño... Y Ainsley coincidentemente vio eso. Ella no sabía cuántas veces había ocurrido esto, pero una cosa era segura. Estas dos relaciones no son su relación promedio entre un sistema y el anfitrión.
—¡Debe haber algo entre ellos! —Los ojos de Ainsley brillaban mientras espiaba secretamente a Zev. El niño todavía estaba ocupado mostrando su trasero con pañales, sin saber que cierta bebé lo estaba observando...