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—Ain... Ain ish sowwy... sowwy... —Ainsley abrió su boca y las lágrimas le bajaron por las mejillas como una cascada.
Realmente subestimó al guardián sagrado, pensando que podría domarlo solo con poder. Por no mencionar que su corazón no era puro. Ya estaba corrompida.
Ainsley sentía que no merecía ser protagonista. Incluso si este nuevo mundo no era un mundo de novelas y no necesitaba un protagonista, aún se sentía indigna de llamarse la futura protagonista de este mundo.
¿Qué protagonista tiene un corazón negro excepto el antihéroe?
Ainsley se mordió los labios y se secó las lágrimas con la manga. Finley le seguía dando palmaditas en la espalda mientras la consolaba.
—Está bien, tranquila, tranquila. Sé que no quieres hacer daño. Solo... intenta aceptar al guardián sagrado como tu compañero y no como una herramienta. —El corazón de Finley se dolía al ver llorar a Ainsley, pero no podía hacer nada.