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Después de convencer a los espíritus para que aceptaran las nuevas reglas, Ainsley se volvió cada vez más ocupada.
Supervisaba a los maestros de formación contratados para arreglar el array y también prestaba atención a la velocidad de recuperación del Padrino.
No olvidaba recibir siempre informes de su mansión principal y asegurarse de que todos estuvieran bien.
También hizo un memorial y un entierro para las tropas que perdieron la vida en la Guerra del Mausoleo.
Al mismo tiempo, Ainsley absorbía diligentemente la energía espiritual en el mausoleo para elevar su habilidad chamánica.
También se aseguraba de que su alma se mantuviera fuerte a pesar de que había objetos extraños en su interior.
En una semana, el array fue reparado, y se convirtió en una matriz anti-espíritus.