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Ainsley casi se atraganta con su leche caliente cuando Sherleen le hizo esa pregunta.
De inmediato se limpió el borde de sus labios con el dorso de la mano antes de mirar a Sherleen, con la cara sonrojada.
—¿¡No puedes simplemente pedir el secreto empresarial, ah?! ¿Por qué te diría quién creó las pociones? —dijo indignada.
—Lo siento. Es nuestro secreto de negocio, así que no puedo decirte nada —Ainsley lo desechó casualmente y estaba a punto de alejar a Sherleen cuando la mujer apretó los dientes y suspiró.
—Está bien, es maleducado de mi parte preguntar quién creó tus pociones... pero ¿me puedes decir si el alquimista... es un elfo o no? —insistió Sherleen.
Cuando Sherleen preguntó esto, Ainsley se detuvo. Realmente dudó si decir la verdad o no.
Sin embargo, los alquimistas del gremio de alquimistas podrían haber adivinado que el creador de la poción era un alquimista elfo...
