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Justo después de que Ainsley nombrara al bebé Fénix, hizo que alguien le trajera un pergamino de contrato para contratar al Fénix.
Después de todo, el Fénix no era una bestia sagrada que se transmitía en la Familia Sloan.
Para hacer un contrato con ella, Ainsley necesitaba ayuda externa. Por supuesto, normalmente, se necesitaba un domador de monstruos para ayudar al cliente a contratar a la bestia.
Sin embargo, Ainsley solo usó su encanto contra el bebé Fénix mientras acariciaba su cabecita calva... y el bebé Fénix ya piaba emocionado.
—¡Pyak! ¡Pyak!
El bebé Fénix, Blaze, abrazó los dedos de Ainsley con sus alas, sin dejar ir al bebé. Incluso miró a Ainsley con sus ojos como cuentas... como si Ainsley fuera su madre.
Ainsley casi lanzó al Fénix por el susto.
—¡No me mires como si fuera tu mamá! ¿Y qué hay con tu ruido? ¿Pyak pyak? ¿Por qué eres tan indecente incluso siendo solo un bebé?!
Ainsley claramente no trataba de regañarse a sí misma…
