Aunque al personal del hotel le dieron ganas de golpear a este joven de aspecto rico por lo que dijo, mantuvo su sonrisa educada y guió al joven hasta la recepcionista.
—¡Lancemos todos los problemas a la recepcionista!
—De acuerdo, señor, preguntémosle a la recepcionista si conocemos el número de habitación de su amigo —el personal del hotel supuso que Evan debería ser el nombre del amigo de este joven.
Y lo que este joven quería preguntar debía ser el número de habitación de Evan.
Por supuesto, por razones de seguridad, la recepcionista y el personal del hotel llamaron a Evan para confirmar que el joven que pedía su número de habitación era su amigo.
—Sí, es mi conocido. Díganle mi número de habitación —Evan respondió antes de arrojar su teléfono a la cama. El hombre de mediana edad se levantó de la silla frente a la cama y miró a su hijo.