Ainsley soltó un suspiro, sin saber que los ojos de Álvaro nunca la dejaron, incluso cuando hablaba con el Abuelo Yofan.
Como un invocador de otro mundo, incluso cuando no podía invocar almas de otro mundo, tenía una intuición sensible hacia aquellos de otro mundo, y…
Observando a Ainsley a una distancia tan cercana, seguía teniendo estos extraños sentimientos…
El hombre tranquilo frunció el ceño y en silencio planeó quedarse cerca de Ainsley para satisfacer esos sentimientos extraños en su corazón. Estaba seguro de que la bebé frente a él escondía muchas cosas interesantes.
—De acuerdo, Álvaro, puedes volver. ¡Siguiente, el cuarto miembro! —El ignorante Abuelo Yofan no sabía nada sobre los pensamientos de Álvaro y Ainsley. El anciano pidió casualmente que el cuarto miembro avanzara mientras Álvaro regresaba a su lugar.
Esta vez, quien avanzó fue un 'chico' bajito y salvaje con un deslumbrante color azul claro y ojos dorados que se parecían a los de un dragón o algo así.