Alicia se despertó con lágrimas en los ojos una vez más.
Últimamente había tenido sueños extraños. Quizás era porque se había estado sumergiendo tanto en la historia que ahora incluso soñaba con ser parte de ella.
Sentía cada tristeza, cada alegría, cada desamor. Pero todos los demás rostros estaban borrosos. Era como si estuviera allí, pero al mismo tiempo, era como si no estuviera.
Parecía que algo estaba intentando llegar hasta ella, y ella también trataba de alcanzar algo, pero había esta barrera invencible que hacía difícil que cualquiera de eso sucediera.
Mabel le había aconsejado que dejara de leer cualquier cosa sobre ello. En cambio, tomaron las sesiones de yoga en serio para ayudarla a meditar y sanar su mente.
Continuó con esta rutina hasta la noche del evento.
Estaba hecha un manojo de nervios. Era la primera vez que iba a revelarse al mundo, y lo estaba haciendo sin el permiso del director. No necesitaba el permiso de nadie.
