—El suave susurro de las flores y el reconfortante aroma de los pétalos llenaban el aire mientras Harold yacía acurrucado entre las vibrantes flores, envuelto en un sueño onírico. Una suave brisa susurraba a través del lugar florido, llevando consigo un sentido de tranquilidad. Pero cuando algo delicado trazó su rostro, él se agitó y abrió los ojos, entrecerrando ante la luminosidad del lugar florido que lo rodeaba.
A través de la neblina, vio a una niña de unos 6 años con ojos azules brillantes mirándolo desde arriba, su rostro adornado con una amplia y burbujeante sonrisa. Ella parecía rebosar de emoción y él no pudo evitar sentirse simultáneamente desconcertado y curioso acerca de este encuentro inesperado.
—¡Por fin despertaste! —exclamó la niña burbujeante, su voz llevaba la emoción de mil aventuras.