—Al ver cuán molesta estaba por las palabras de Guillermo, Lance se apresuró a tranquilizarla —No importa, mi dama. No dejes que las palabras de tu cuñado arruinen tu ánimo. Mi familia es lo suficientemente rica como para tener todos los sirvientes del Reino de la Luna. Incluso podríamos construir la tienda de hierbas más grande para ti, cuñado. Lady Susan no tiene que hacer nada más que estar a mi lado y lucir encantadora y hermosa para mí —dijo con una mirada llena de amor dirigida hacia ella, mientras que Alicia, que había encontrado toda la conversación divertida, se estremeció al escuchar cómo sonaba eso, así que no se sorprendió al ver el ceño fruncido en el rostro de Susan.
—Qué tipo tan raro —murmuró Alicia para sí misma, pero todos la escucharon.
—¿Raro? ¿Qué es eso? —preguntó Lance, sabiendo muy bien que se estaba refiriendo a él.