Fue una sorpresa ver a Xiulan en el restaurante al que fue a recoger a Fu Hua y Jia Li. Ling jamás imaginó que ella trabajaría allí. Desde que posó los ojos en ella, ha sido incapaz de apartarla de su mente.
«Quizás debería ir a verla, y entonces mi mente estará tranquila», pensó, pero al segundo siguiente, tuvo que preguntarse la razón por la que tenía que verla primero para que su mente se tranquilizase. Ling no era consciente de su emoción, y eso era molesto.
Habiendo decidido revisar el restaurante tan pronto como fuera posible, Ling fue a ducharse.
—¿Qué pasa?, ¿qué estás mirando tan seriamente? —preguntó Fu Hua a Jia Li, que estaba sentada en la cama y miraba su teléfono atentamente. Parecía perdida y él tuvo que llamar su atención.
Con Fu Hua interfiriendo en sus pensamientos, Jia Li apagó la luz de la pantalla de su teléfono y sonrió.
—Estaba revisando mi calendario porque estoy muy expectante por el día en que lleguen los materiales para mi próximo proyecto.