Mu Keer parecía haber recordado algo. Acababa de recordar que su cuñada una vez mencionó que venía de la familia Huang y al escuchar a la anciana decir que era de la familia Huang y que Huang Li era su hija, se quedó impactada.
Mu Keer se sorprendió al ver que finalmente, la familia Huang de la que su cuñada habló una vez, estaba en su casa. Y nunca en su mente habría sabido que Huang Li no provenía de una familia ordinaria.
Ella podía decir que eran ricos pero no podía decir si eran más ricos que la familia Fu en la que su sobrina, Jia Li, se había casado.
Inmediatamente la familia Huang entró en su pequeño espacio vital, el aroma de su sala cambió y ahora olía agradablemente.
Incluso si el cielo se cayera, Mu Keer ya había jurado que debía recolectar dinero de la familia Huang.
—¿Quieres decir que ustedes son la familia de mi cuñada? —Mu Keer preguntó con un tono alegre.
—Sí —la hermana de Huang Li respondió.
