—Mamá, ¿vas a quedarte ahí parada y dejar que me lleven? ¡No hice nada malo, Fu Hua se lo merece por meterse conmigo! —Bai Jun gritaba mientras la sacaban del salón.
Bai Fen se desplomó a los pies de su suegra para pedir ayuda, pero los sirvientes vinieron y la arrastraron.
—Estás llorando por tu hija cuando tú no estás a salvo. ¡Eres una gran deshonra! —la primera nuera dijo con desprecio. En ese momento odiaba tanto a Bai Fen, que le habría encantado pedir a la policía que también se la llevaran junto con Bai Jun.
—¡No me importo a mí misma, me importa mi hija! Por favor, no dejes que vaya a prisión, haré cualquier cosa para intercambiar por su libertad —Bai Fen gritó histéricamente.