—Pareces cansada, descansa un poco. Yo la pondré en su cuna —dijo Fu Hua con una sonrisa mientras extendía sus brazos para tomar a su pequeña niña dormida.
Jia Li lo miró con ternura mientras Fu Hua tomaba a la niña de sus brazos. Dijo que la iba a poner en su cuna pero, ¿por qué seguía sosteniéndola en brazos y mirándola sonriendo?
Finalmente, Fu Hua puso a la pequeña en su cuna, que estaba al lado de la cama de Jia Li, antes de ayudar a ajustar la cama de Jia Li para que pudiera dormir un poco.
—Duerme, yo cuidaré de nuestra hija —aseguró Fu Hua mientras la cubría con la manta.
—Tú no has dormido en toda la noche, también deberías descansar —dijo Jia Li con una sonrisa.
—Lo haré, tú duerme primero —insistió Fu Hua e inclinó su cabeza para besarle la mejilla.
Jia Li sonrió y cerró los ojos. Estaba demasiado cansada como para discutir con él.