—¿Qué tiene de gracioso? —preguntó Shi Qiao con el ceño fruncido, ya que no entendía la razón por la que se reían de él.
—Nada. Me aseguraré de dejar algunos días libres solo para pasar el tiempo contigo —le dijo Meixu y se recostó en el asiento.
Su respuesta fue una sorpresa para Shi Qiao, quien no esperaba que ella aceptara pasar tiempo con él, dada su relación pasada y la base sobre la que se fundó.
—¿Te refieres a tu respuesta? —él preguntó para confirmar.
Meixu fingió estar molesta y dijo —¿No te gusta? Si no es así, entonces olvídalo, encontraré otro lugar donde estar en esos momentos.
—¿Por qué tienes prisa? No puedo rechazar lo que he estado pidiendo. Gracias por tu tiempo por adelantado —dijo Shi Qiao con una sonrisa. Meixu le sonrió de vuelta.
Unos minutos más tarde, sirvieron su pedido. Después de pasar el rato esa noche, Shi Qiao llevó a Meixu de vuelta a la casa Fu.