—Señora, parece que él no está.
—¿¡Qué?! ¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Alix mientras se acercaba unos pasos hacia ella. La sirvienta se asustó e inmediatamente retrocedió mientras respondía a su pregunta.
—Toqué varias veces y lo llamé pero no hubo respuesta.
—¡Sal de aquí! —gritó Alix enfadada, y la sirvienta huyó asustada.
Alix estaba tan confundida como nunca. Su corazón no podía dejar de palpitar, ya que temía que todo por lo que había trabajado tanto, se estuviera derrumbando rápidamente.
Alix estaba tan frustrada que casi olvidó marcar el número de Carlos, pero cuando lo hizo, no estaba disponible. Furiosa, tiró su teléfono y de inmediato recogió su ropa de noche antes de salir de la casa.
—¡Carlos, dónde estás?! ¿Me estás ignorando ahora? —gritaba Alix entre lágrimas mientras golpeaba su puerta, pero no hubo respuesta.
«¿Huyó?», pensó mientras volvía corriendo a su casa, después de los intentos fallidos de buscar a Carlos.
