—¡Scarlet! —exclamó Aurora con alegría al ver a su mejor amiga. Las lágrimas se acumularon en sus ojos y extendió los brazos para abrazarla.
Scarlet la abrazó inmediatamente, creando instintivamente espacio entre ellas y David. David rió y se alejó, dándoles espacio.
Aurora nunca había estado tan feliz de ver a alguien. Scarlet finalmente había vuelto. Se aferró a Scarlet con fuerza, permitiendo que las lágrimas que había estado reteniendo fluyeran libremente.
Scarlet dejó que llorara y continuamente le dio palmaditas en la espalda, ofreciendo consuelo. Sabía que los planes de Aurora para escapar debieron haber fallado, a juzgar por lo derrotada que se veía. Pero, ¿por qué estaba aquí? Debería estar en la mazmorra si la hubieran atrapado.
—Aurora, ¿qué pasó? ¿Por qué estás aquí? —preguntó Scarlet, y Aurora finalmente la soltó del abrazo.
Sintiéndose avergonzada, Aurora evitó el contacto visual y jugueteó con sus dedos mientras respondía, —No pude escapar y las cosas empeoraron.