—Recordando que había despedido a las criadas anteriormente, Aurora se detuvo y exclamó: «¡Despedí a las criadas!». Replicando.
—No te preocupes, me tienes a mí —entrando, Scarlet cruzó sus brazos frente a ella y se jactó.
Riendo, Aurora le dio una palmada juguetona en la mano, lo que las hizo estallar a ambas en carcajadas que calentaron el corazón de Teresa. Scarlet era tan buena amiga para Aurora, ella esperaba que no se enfrentaran a un obstáculo que pudiera amenazar con separarlas. Eran simplemente perfectas la una para la otra.
—Está bien, las dejaré solas ahora, tengo algunas cosas que supervisar —dijo y se excusó.
—¡Teresa! —Aurora la llamó antes de que pudiera irse y corrió hacia ella, inclinándose para darle un beso en las mejillas.
—Gracias —dijo y corrió, llevándose a Scarlet consigo.