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En el día de su boda, su exmarido solo le dio un ligero beso en los labios y nada más. Durante sus noches juntos, no recordaba que él tomara sus labios cuando sus cuerpos estaban enredados en la cama. Aparte de su primera vida, nunca había sido besada adecuadamente en esta vida y en su segunda vida.
—¡Canalla! —siseó Isla, cubriendo sus labios con el dorso de la mano—. A causa de su bofetada, su exmarido había liberado sus hombros, y ella usó esa pequeña oportunidad para salir del balcón y correr fuera de la habitación.
No se molestó en verificar su estado cuando él merecía esa bofetada y más por haberla besado.
Tenía que irse. Necesitaba abandonar el palacio imperial. No quería estar en la misma habitación y lugar que ese hombre.
—...Padre... —Cuando Isla llegó al banquete, se acercó a su padre y a su hijo de inmediato. Los ojos de los demás la seguían en cada movimiento, pero no tenía tiempo para prestarles atención. Ahora mismo, quería dejar el palacio imperial.