—¡Era realmente su padre! —Al darse cuenta de eso, Isla forzó su mano para salir del firme agarre de Dante. Algo que antes le había costado lograr, ahora lo conseguía fácilmente, pero no tenía tiempo de preocuparse si Dante había decidido soltarla o no. Su padre estaba aquí en el pueblo. Eso era más importante que su ex esposo.
—Padre... —Isla se apresuró en su dirección, gritando como una niña pequeña. Incluso si intentaba controlarlo, las lágrimas aún encontraban su camino para rodar por sus mejillas. Su padre, con quien había tenido poco tiempo para pasar, finalmente estaba aquí.
—Isla... Oh. —Su abrazo detuvo la palabra de preocupación que estaba a punto de salir de su boca. Finn no estaba completamente preparado para su repentino abrazo, pero aún así logró equilibrarse mientras sostenía a Damien en sus brazos. Los temblores de sus hombros y sus sollozos eran lo suficientemente fuertes para que él los oyera.