—¿¡Tienen un hijo?! —esas palabras hicieron que el corazón de Kaiser casi se le saliera del pecho—. ¿Desde cuándo?
—Hace dos años. El niño es tres años menor que Damien —respondió Isla con calma.
—Vaya, la profesora no perdió tiempo en asentarse —pronunció Kaiser, volviendo a su sereno ser.
—Hmm... Me alegra que Amelia ya no esté sola —dijo Isla con una pequeña sonrisa—. No se sorprendió tanto cuando leyó las cartas de Amelia sobre su matrimonio con Gael. Esto es lo que ella quería para ellos y estaba muy contenta con su matrimonio.
—Por supuesto, lo estás —Kaiser suspiró con una pequeña mueca en sus labios—. Isla le había dicho que quería que Amelia viviera su vida al máximo y su decisión del pasado seguía firme hasta hoy.