—Madre, ¿qué hay del collar? —Acogido cómodamente bajo la cálida manta, Damien miró a Isla, quien se sentó a su lado en la cama.
—Está aquí —respondió Isla, y sacó el collar del bolsillo de su delantal para mostrárselo. Antes, en la tienda de flores, cuando estaba a punto de levantar a Damien, había guardado el collar en su bolsillo.
—¿Puedo quedármelo? —Damien preguntó con hesitación. A pesar de saber que estaba mal hablar con una extraña, no podía negar que ella era una persona amable. Incluso había elogiado a su madre, y parecía sincero.
—¿Quieres quedarte con él? —Ahora Isla no esperaba oír eso de él. Su Damien, que sonríe a todos pero los mantiene a distancia aparte de ella y la familia del Barón, quería quedarse con el collar de alguien a quien acababa de conocer hoy. No parecía quererlo en su posesión.