—...Cinco años... han pasado cinco años desde que me dejaste, Isla —murmuró Dante mientras miraba el lugar donde antes estaba Leo en la oficina.
—Incluso te llevaste a nuestro hijo... Damien, nuestro Damien —Dante hablaba en la habitación vacía como si alguien escuchara sus diatribas.
—Debería tener cinco años.
Recordando al bebé que tenía en sus brazos aquella noche, las lágrimas comenzaron a brotar en los ojos de Dante. El calor, la sobreprotección, el amor que surgía por sí solo, el deseo de satisfacer las necesidades del niño... debería haberlo sabido.
Cuando no sintió nada por el hijo de Annalise, debería haber sabido que no era su hijo.
Cuando su esposa comenzó a comportarse fuera de lo común desde el inicio de su embarazo, debería haber sabido que algo como huir del ducado con su hijo sucedería en un futuro cercano.
Debería haberlo sabido... Debería haberlo sabido... ¡Debería haberlo sabido!