El tiempo volaba rápido en la capital y tal como Annalise deseaba, el día de su fiesta de bebé llegó más rápido de lo esperado.
Vestida con un elegante vestido azul claro con hombros descubiertos y corte A, Annalise acariciaba su vientre de casi nueve meses con una sonrisa emocionada —No puedo esperar a que salgas, Damián.
*Toc toc*
*Toc toc*
Ella levantó la mirada hacia la puerta sin quitar la mano —Adelante.
La puerta se abrió, y Dante entró en su dormitorio. Una sonrisa adornó sus labios mientras la miraba, embelesado —Te ves hermosa.
—Gracias, Dante. —Sonriendo, Annalise apreció sus palabras. ¿A qué mujer no le gusta que su marido elogie su belleza?
Después de cerrar la puerta, Dante acortó la distancia entre ellos y abrazó su cintura por detrás mientras su mano se superponía a la de ella sobre el bulto del bebé.