—Madre, ¿vamos a ir a casa con… el d-duque? —La pregunta de Damien hizo que los dedos de Isla temblaran alrededor del pequeño tiesto. No, en realidad fue la forma en que él se dirigió a su ex marido cuando se refirió a este como padre la noche anterior.
—Damien… Madre todavía no lo sabe. —Al responderle, Isla colocó el pequeño tiesto en la encimera. Luego se volvió hacia Damien y se arrodilló frente a él.
—Madre verdaderamente no sabe nada, Damien. —Su sonrisa era triste mientras acariciaba los mechones marrones de su pelo que se había vuelto ligeramente más largo otra vez.
Aparte de esperar a que el padre llegara, Isla realmente no sabía qué hacer en contra de su ex marido. Detestaba que la realidad le mostrara cuán inútil y relajada era, pensando que todo se desarrollaría justo como en su imaginación.