—Miren quién decidió aparecer —comentó Donovan desde el otro lado antes de ponerse cara a cara con el otro vampiro.
—Mira quién decidió despertarse. ¿Dormiste bien, Azazel? —preguntó Joaquín—. Esperaba que siguieras durmiendo en las cámaras.
—¿Para que pudieras despedirte de mí mientras dormía? —preguntó Donovan, y pronto aparecieron Castiel y Luciano al lado del Anciano Donovan.
Los jóvenes estudiantes se apresuraron y llevaron a los heridos a la enfermería para que pudieran ser tratados y no terminaran muertos, porque pronto, estos terrenos se convertirían en un campo de batalla para los vampiros mayores.
—Sal de este lugar, Joaquín. No eres bienvenido aquí y Veteris no te pertenece. Tampoco Arroyo del Sauce —afirmó Luciano, con los ojos entrecerrados hacia el vampiro al que una vez conoció.
—No has cambiado mucho Luciano, siempre tan rápido para desestimar las cosas, ¿no es así? —preguntó Joaquín con una sonrisa. Luego preguntó: