Román le frotó la espalda y se alejó para mirarla. Él dijo —Nada me va a pasar jamás. Mi madre me mantuvo vivo con la ayuda de la piedra oscura, su esfuerzo no será en vano. Pero ahora tengo mucha hambre. No creo que sea aconsejable que beba de ti.
Julie se levantó de un salto de su cama y dijo —Vayamos a la cafetería. Te invitaré a latas de sangre.
—Me gustaría eso —respondió Román, y una vez que estuvieron listos, vestidos y con los zapatos puestos.
Salieron del dormitorio.
Una de las chicas humanas estaba hablando con otra chica del dormitorio vecino —No sé qué pasó anoche. Juro que pensé que algo acechaba el Dormitorio de chicas y ahora no puedo evitar el no querer salir de la habitación.
—Vamos. No hay fantasmas. Escuché que hubo un corte de electricidad —respondió la otra chica.