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Victoria, que estaba sentada en la mesa, tenía sus ojos pegados al libro que estaba frente a ella. Pero sus oídos captaron la pequeña conversación entre las dos personas que habían ocupado la mesa de cazadores. Su mirada se levantó cuando Simón se puso de pie de la silla y caminó hacia la mesa en la que ella estaba sentada.
—Tori, me voy a esa mesa —pió Simón como un pájaro feliz con un brillo evidente de travesura en sus ojos.
—Escuché —vino la respuesta apagada de Victoria. Sus ojos se movieron para observar a Melanie y Conner, que estaban hablando de algo, y volvió a mirar a Simón, quien tomó sus libros—. ¿No es muy pronto para causar problemas? ¿O estás vigilando de cerca para que yo no rompa el cuello humano? —le preguntó.
La chica humana, que hasta ahora había estado sentada frente a ellos en compañía de Simón, abrió mucho los ojos por el miedo al oír la palabra "romper" y "cuello humano". Se giró hacia Simón y preguntó:
—¿De qué está hablando Victoria?