Melanie tuvo un momento de pies fríos, comenzó a entrar en pánico al escuchar los golpes junto con la voz de su madre. ¿¡Por qué estaba su madre aquí en primer lugar!? Miró de un lado a otro en su habitación antes de que sus ojos se posaran en Simón, quien lentamente se levantó.
—¿Melanie? ¿Todavía estás durmiendo? —preguntó su madre.
Sus labios se abrieron y ella respondió:
—Ya voy, mamá —Se volvió hacia Simón y susurró:
— Deberías irte ahora mismo.
—¿Por qué? —preguntó Simón, y Melanie lo miró como si estuviera hablando en serio.
—¿Qué quieres decir con por qué? Mamá va a pensar que algo está pasando entre nosotros —Melanie agarró el brazo de Simón y lo atrajo hacia la ventana.
Simón le ofreció una sonrisa pícara y dijo: