Melanie sintió la leve mirada que le dirigía Simón, y en ese momento, no sabía qué la había llevado a intercambiar las copas. Pero ahora que ya lo había hecho, no sabía si debía cambiarlas de nuevo. Tal vez pensar que Simón tenía algún tipo de enfermedad era el enfoque más lógico, pero él parecía estar perfectamente bien si no fuera porque la miraba intensamente.
Todavía sosteniendo en su mano el vaso de jugo que había cogido antes y que su madre le había ofrecido, se dirigió a la puerta principal y la abrió.
—Buenos días, Mel —la saludó su padre, entrando en la casa, y la besó en la mejilla.
—Buenos días, papá —Melanie devolvió el saludo manteniendo el vaso fuera de la vista de su padre—. ¿Cómo está el padre de Conner?
—No se ve muy bien. Rob ha cogido fiebre por el dolor y, además, parece que fue arañado por el vampiro renegado —su padre le informó.